Reino seléucida. Seleuco I, Nikator, 312-281 a.C. AR Tetradracma (16,80 g). Busto de héroe con casco a la derecha, asimilando a Dioniso, Alejandro y Seleuco, con casco cubierto con piel de pantera y adornado con cuerno y oreja de toro, piel de pantera atada alrededor del cuello. Reverso: Nike de pie a derecha, coronando el trofeo de armas. SC 174.3. Cabeza de Seleuco I a derecha, con casco cubierto de piel de pantera y adornado con orejas y cuernos de toro, piel de pantera atada al cuello, borde punteado. / ΒΑΣΙΛΕΩΣ ΣEΛΕYKOY, Nike de pie a la derecha, trofeo de coronación, monograma en el medio. Referencia: Hougton y Lober 173.4; aspiradora 20; Newell, ESM 426. *Nota numismática: Durante mucho tiempo se ha debatido sobre la identidad del "héroe con casco" que aparece en el anverso de este tipo: ¿es el propio Seleuco I, Alejandro Magno, o un semidiós compuesto que incorpora rasgos de Seleuco? ¿Alejandro y Dioniso? En el nuevo Handbook of Syria Coins (CNG, 2009), Oliver Hoover opta por identificar el retrato como una imagen idealizada del propio Seleuco. Destinado a ser el más longevo de los "sucesores" de Alejandro, Seleuco tuvo dificultades para establecer su poder. Se le asignó la satrapía de Babilonia en 321 a. C. y fue derrocado de este cargo cinco años después por Antígono el Tuerto, y huyó con su amigo Ptolomeo en Egipto. En 312 a. C. recuperó Babilonia y es de ahí que se data la era seléucida. Seleuco consolidó gradualmente su poder y en el 305 a. C. tomó el título de rey. Entre 305 y 303 hizo campaña en el este, extendiendo su dominio hasta la India. Con la derrota de Lisímaco en 281 se convirtió en señor de todo el imperio de Alejandro, excepto Egipto; pero al año siguiente fue asesinado por Ptolomeo Keraunos, un hijo renegado de su difunto amigo, el rey de Egipto. La extensión territorial de este reino de poder varió mucho de un período a otro. En su apogeo, bajo Seleuco I y Antíoco I, comprometió casi todas las conquistas de Alejandro, excepto Egipto. A mediados del siglo III, las provincias más orientales se perdieron cuando Baktria y Partia lograron la independencia. Antíoco III el Grande intentó recuperar los territorios perdidos, pero sólo lo consiguió parcialmente y en 190 a. C. fue derrotado por los romanos en la batalla de Magnesia. Esto destruyó el poder seléucida en Asia Menor y sus antiguas posesiones pasaron al aliado de Roma, el Reino de Pérgamo. El Reino Seléucida, ahora restringido a Siria y sus alrededores, mantuvo una existencia precaria hasta el año 64 a.C., cuando finalmente sucumbió ante Pompeyo el Grande.