William McKinley, el vigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, hizo importantes contribuciones durante su presidencia, particularmente en las áreas de política económica, asuntos exteriores y expansionismo estadounidense. Estas son algunas de sus contribuciones notables:
Política arancelaria: McKinley fue un defensor de los aranceles protectores para promover la industria estadounidense y proteger a los fabricantes nacionales de la competencia extranjera. Firmó la Ley de Aranceles McKinley de 1890 durante su mandato en el Congreso, que elevó los aranceles sobre bienes importados a niveles históricamente altos. Como presidente, McKinley continuó abogando por políticas proteccionistas para apoyar a las empresas estadounidenses.
Patrón oro: McKinley era un firme partidario del patrón oro, que vinculaba el valor del dólar estadounidense a una cantidad fija de oro. Firmó la Ley del Patrón Oro de 1900, que estableció oficialmente el patrón oro como base del sistema monetario estadounidense. El compromiso de McKinley con el patrón oro fue visto como una fuerza estabilizadora para la economía estadounidense en ese momento.
Anexión de Hawái: McKinley jugó un papel clave en la anexión de Hawái como territorio estadounidense. En 1898, poco después de asumir la presidencia, McKinley firmó una resolución conjunta del Congreso anexando Hawái, que había sido una república desde el derrocamiento de la monarquía hawaiana en 1893. La anexión de Hawái amplió la influencia estadounidense en el Pacífico y allanó el camino para futuras Expansión estadounidense en la región.
Guerra Hispano-Estadounidense: La presidencia de McKinley estuvo marcada por la Guerra Hispano-Estadounidense, que comenzó en 1898. Bajo el liderazgo de McKinley, Estados Unidos intervino en la Guerra de Independencia de Cuba contra el dominio colonial español. La guerra resultó en la liberación de Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas del control español, estableciendo efectivamente a Estados Unidos como una potencia global.
Política de puertas abiertas: la administración de McKinley promovió la "Política de puertas abiertas" en China, que exigía un acceso igualitario a los mercados chinos y el respeto de la integridad territorial de China por parte de todas las potencias extranjeras. La Política de Puertas Abiertas tenía como objetivo prevenir la colonización de China y mantener el libre flujo comercial. El apoyo de McKinley a esta política ayudó a dar forma a la política exterior estadounidense en el este de Asia.
En general, la presidencia de William McKinley estuvo marcada por la prosperidad económica, la expansión territorial y un papel más asertivo de Estados Unidos en los asuntos globales. Sus políticas dejaron un impacto duradero en la política económica y exterior estadounidense a principios del siglo XX.